martes, 9 de diciembre de 2014

De cuando no quieres ver lo que tienes delante....

.... y una se cansa ya de intentar que al menos lo ojees.

Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Y la verdad es que así es. Y es que esta persona no es no quiera verlo, es que lo ve, y en su interior sabe interpretar perfectamente, pero sigue haciendo caso omiso.

Y tu intentas aconsejar, hacerle ver, entender, también intentas que se quiera un poco más, porque al final se trata más de tu propia dignidad que de otra cosa, pero.... ¡no hay tu tía! Cuando parece que al final se ha dado cuenta y que va a tomar una decisión, te enteras que ha tomado la contraria.

Y cuando aconsejas no es que quieras que la otra persona tome la decisión que tu tomarías, porque cada persona es distinta, tiene sus propias circunstancias, sus propias motivaciones.... pero tampoco se puede aguantar tanto cambio de dirección, a veces más que una veleta.

Finalmente das un ultimatum, el mismo que debería dar otra persona, y dices: "tomes la decisión que tomes, apechuga con las consecuencias, porque no puedes quejarte todo el rato de lo mismo y no tomar decisiones y medidas para evitarlo. Si sabes que solo hay una manera de solucionarlo pero no te gustan las consecuencias, no puedes estar fustigandote todo el día. Aprende a vivir y a asumir las consecuencias de tus propios actos".

Cuando llegas a este punto con ella.... olvídate de más. No le gusta lo que oye, así que no volverás a oír nada de ella tampoco. Un alivio en cierta manera, pero egoísta también, porque esa no es manera de pagar una ayuda sincera de alguien que te quiere y que no gana nada con "mal-aconsejarte".







PD: Y a pesar de ello, contenta por otras cosas que tienen que ver con otras personas que pase lo que pase, opines lo que opines, aconsejes lo que aconsejes y hagan lo que hagan siguen buscando tu apoyo. Lo cortés no quita lo valiente.

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