martes, 16 de diciembre de 2014

De estas fechas navideñas....

... y de las pocas ganas de celebrarlo todo con todos.

No voy a mentir diciendo que no me gusta la Navidad. No solo me gusta, me encanta. Me ilusiona todo lo que hay a su alrededor: las luces, el árbol, los adornos, los dulces típicos, el turrón, los regalos, la alegría, el buen humor de (casi) todo el mundo....

Lo que no encajo muy bien son algunas tradiciones navideñas de mi propia familia.... porque no sé si en las demás se dan en la misma medida.

Ese deber/obligación que tenemos de pasar esos días todos juntos como si todos nos lleváramos como la seda. Ese deber/obligación de no hablar de ciertas cosas. De estar en cada momento, en el minuto exacto, con la ropa adecuada, perfecta.

Son días familiares, de acuerdo; a la fuerza tienes que coincidir con toda la familia aunque haya algunos con los que no termines de llevarte del todo, correcto; pero..... ¿porqué esa sensación de decepción, de estar fallando, de culpabilidad extrema cuando no te apetece acudir a una de las citas navideñas?

Es más un reproche hacia mí misma que hacia lo que me rodea, así que quizá el inicio del post esté mal planteado. Debería haber dicho que no encajo muy bien mis sentimientos dentro de la tradición familiar. Porque si el resto del año hago y deshago, voy y vengo, como quiero sin dar más explicaciones que las verdaderas, ¿porqué no hacerlo también en Navidad? Siento como si la decepción que pudiera causar pudiera matar a alguien.

A partir del año que viene quiero empezar a hacer las cosas de otro modo.

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