jueves, 20 de noviembre de 2014

Del inconformismo...

.... que os hablé la semana pasada han habido consecuencias.

No grandes consecuencias, por supuesto, pero para mí sí lo son. Implica estar a gusto conmigo misma, que mi pensamiento y mis actos estén en armonía.

Hay decisiones que duelen, y que no quieres tomarlas. Pero siempre defiendo que para que todo a tu alrededor esté bien, tú tienes que estar bien.

Muchas veces la mente y el corazón van por caminos distintos, y eso al final termina minándote. Ni hay que cambiar el pensamiento, ni los sentimientos. Hay que saber acompasarlos, darles a cada uno su lugar, su momento, su debida importancia. Compaginar lo que a priori puede parecer incompatible.

Llevo muchos años luchando por ser yo misma, independiente, alguien a quien pueda describir por sí sola, por lo que hace y no hace, por lo que piensa y no piensa, por lo que quiere y lo que no quiere, por la huella (buena o mala) que puede dejar a su paso. No quiero ser la novia de, la hija de, la nieta de, una amiga de.... y así un largo etcétera. No confundir.... no quiero decir que no me sienta orgullosa de ser "la ... de", pero no quiero ser SOLO eso.

Para conseguir lo que tengo en mente tengo que dejar de comportarme como si no me importara todo por lo que lucho a diario. Aunque duela. Aunque afecte a otras personas. Por que otras personas no se han preguntado si sus comportamientos pueden afectarme y afectar a lo que quiero ser y conseguir.

Y sí, duele y mucho. No sólo la decisión, sino también la perspectiva de las consecuencias. No podemos saber lo que puede pasar, porque puede ser un sí o un no o un quizá o una probablemente. Pero da miedo saber que existe la posibilidad de alguna de esas direcciones. Y porque lo malo que tenemos las personas es que nos relacionamos con otras personas que también toman decisiones.

No obstante he decidido, bueno no creo que haya sido una decisión, sino más bien ha sido una "caída del guindo", que lo que pasa a diario, lo que ha pasado y lo que pasará, tiene que tomarse como un aprendizaje y como un camino para fortalecerme. Para darme cuenta que, una vez más, puedo conseguir lo que me proponga.

Una última reflexión: no ha pasado por todo lo que llevo a las espaldas para conformarme con lo que la vida me quiera dar y cumpliendo con un papel de fiel servidora.


1 comentario:

  1. Me gusta el concepto de tu blog, y la narrativa, lo voy a leer. He empezado a leer con detalle esta entrada. Creo que lo que dices es cierto, reconocerlo es un paso a la paz mental, y para llegar a ella hay diferentes guerra ineludibles que, efectivamente, causan dolor, pero también grandes satisfacciones. No hay que dejar que el dolor nos nuble para estar bien despiertos para recibir los frutos de nuestra sana ambición y esfuerzo. Gracias por compartir tus pensamientos.

    ResponderEliminar