martes, 13 de enero de 2015

De hacer bromas....

... y de aguantarlas.


Cuando uno decide hacer una broma, tiene que estar dispuesto a aguantarlas. Son como las inocentadas del 28 de Diciembre. Si la haces, te la van a devolver.

No se puede pretender gastar una broma y querer que el otro se lo tome a bien, pero enfadarte, enfurruñarte, hasta indignarte cuando eres tú el destinatario. Mucho menos puedes esgrimir en defensa de tu indignación argumentos que se podrían utilizar igualmente para enfrentarse a tu propia broma.

He dicho.

Punto.

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