martes, 7 de enero de 2014

Nuevo año y...

7 días después del inicio del nuevo año, vuelvo a escribir aquí. Hoy me encuentro más serena y con la cabeza más fría para escribir sin dejarme llevar por mis sentimientos. 

Las Navidades son unas fiestas para pasarlas en familia y para volver a estar con gente que hace tiempo con la que no conversamos. Son días en que la alegría y el buen rollo parece que inundan todo a nuestro alrededor.... Pero terminan y vuelves a la realidad. 

Donde había problemas, los sigue habiendo. Donde había una persona a la que no aguantabas, sigue estando. Donde había decepción, ahora es mayor. Donde había una hipótesis, ahora hay una certeza. 

Como digo, escribo ahora porque ya estoy un poco más serena, porque a mi vuelta a la realidad he comprobado varias cosas. Una de ellas ha sido darme cuenta que hay quien desprecia todos mis gestos, ni siquiera en este ambiente de fingida felicidad absoluta. Otra, que hay problemas que seguirán permanentemente detrás de mí, por mucho que yo quiera tenerlos delante para poder afrontarlos. Pero lo mejor que me ha ocurrido nada más comenzar este año ha sido darme cuenta de la persona que tengo a mi lado, y me he dado cuenta de todo lo que hace por mi sin que yo misma me de cuenta. Me he dado cuenta que aunque parezca que mis historias no le importen, es solo lo que parece. Estos días ha tenido a bien aconsejarme sobre qué hacer con cada frente abierto, y sobre todo me ha hablado claro sobre mi posible responsabilidad. Alguien que me quiere con independencia de mis errores, y sobre todo por mi manera de solventarlos. Eso es lo mejor de este comienzo, y puestos a hacer balances de fin de año yo hago uno de inicio de nueva etapa. 


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